lunes, 11 de mayo de 2020

ESCAPADAS POST-COVID 19. CIUDADES (CONFINADAS) AMURALLADAS


                             "Por mas murallas que nos pongan...

                                           siempre seremos capaces de saltarlas"

                                                                                           EddieRL



Cada día estamos .más cerca  de vernos libres, de terminar el confinamiento al que nos ha sometido la pandemia del COVID-19. Cuando  llegue  ese día, todos querremos y deberemos realizar alguna escapadita  para ir volviendo a tomar contacto con la vida, con la gente y que mejor empezar poco a poco….
En nuestro confinamiento nos hemos visto sometidos a no salir de nuestras casas, hemos estado atrincherados en ella, como si  una muralla nos rodeara y no pudiéramos cruzar. El día que por fin podamos movernos libremente que mejor que visitar esas ciudades rodeadas de murallas, ciudades confinadas dentro de ellas mismas,  para que nuestra vuelta a la vida cultural sea progresiva, poco a poco, para  no sentirnos muy libres de  golpe.
Ahora más que nunca comprendemos lo que suponía vivir dentro de las murallas protegidos del exterior, cuando un enemigo mortal nos acecha en las puertas,  cuando nuestras vidas se reducen a  la vida dentro de ellas, de esos muros infranqueables que al fin y al cabo son nuestras casa.
Te presentamos para esta vuelta a la  “nueva normalidad” 3 ciudades españolas  cuyas murallas  por sí solas ya merecen la pena visitar.



Toledo: La ciudad monumental por antonomasia


viajes-edipark
Toledo


En Toledo, en realidad, no hay monumentos. Porque lo cierto es que esta maravillosa ciudad es en sí un monumento al completo, y no hay rincón en sus empinadas calles que no merezca un rato de atención. Hasta tal extremo llega la presencia de la historia y el arte en Toledo, que la ciudad entera ha sido declarada Monumento Nacional, posiblemente ante la ingente tarea que suponía catalogar todo su patrimonio... El caso es que Toledo es un destino inexcusable para todos los viajeros interesados en la cultura y el arte, pero también para los amantes de la gastronomía, la animación y la naturaleza.

La ciudad de Toledo fue fundada bajo el nombre de Toletum ya en época romana, y desde entonces han sido muchas las culturas que la han ocupado y han dejado en ella su impronta. En su entorno podemos ver magníficos restos de la época romana, pero también edificaciones visigóticas, aportes de la cultura árabe, hermosos edificios medievales de inspiración judía, mudéjar, románica o gótica, y espectaculares construcciones renacentistas y barrocas. Pasear por Toledo es como hacerlo por la Historia de España; un auténtico placer si lo combinamos con una parada de vez en cuando para degustar deliciosas tapas y vinos en los muchos bares y tascas de la ciudad.

Toledo se encuentra situada en plena Mancha, la región española que fue recorrida por el Quijote en las páginas inmortales de Cervantes. Cerca de la ciudad hay muchos lugares que ver y que recorrer. Los molinos de los suaves cerros manchegos indican al viajero que ya está en tierras quijotescas; de hecho, se puede acudir a lugares como El Toboso, donde residía el platónico amor del caballero andante, Dulcinea. Pero también hay muchos otros lugares de interés: Illescas, Ocaña, Quintanar de la Orden, Orgaz... Además, parajes como los Montes de Toledo albergan espacios naturales espectaculares, entre ellos el Parque Nacional de Cabañeros. El lugar perfecto para el disfrute de los amantes del senderismo y la naturaleza en estado puro.

La gastronomía toledana es realmente punto y aparte. Muchas personas se desplazan desde lugares como Madrid solamente para disfrutar de la mesa y el mantel de los restaurantes y mesones de Toledo. La cocina de inspiración medieval ofrece auténticas exquisiteces en forma de completas comidas, pero también de exquisitas tapas y raciones para degustar mientras se recorre la ciudad. Y es que Toledo es también un destino gastronómico y social, el lugar perfecto para tomar aperitivos de mediodía y disfrutar de la hospitalidad de sus habitantes, y para disfrutar de su vida nocturna. La noche de Toledo tiene el encanto de estar rodeada de edificios medievales bellamente iluminados, que ofrecen al viajero la posibilidad de combinar la diversión y los pubs con la historia antigua que cobra vida en su centro histórico. En este aspecto también, Toledo es un enclave muy especial que merece un viaje relajado para poder disfrutar de la gran cantidad de maravillas que la ciudad tiene para ofrecer.


Mil y un monumentos, edificios y museos a descubrir

 

viajes-edipark
Puerta de Bisagra
¿Por dónde empezar a enumerar lugares a visitar en Toledo? Es casi imposible decidir, y más aún intentar condensar en unas pocas líneas la enorme oferta cultural de la ciudad. Hay que olvidarse de esa creencia popular de que una ciudad "se ve en un día"; por lo menos, no es así en el caso de Toledo. Un fin de semana es más acorde con su oferta, y aún así, nos quedamos cortos... Para empezar, podemos dirigir nuestros pasos a la Catedral de Santa María o Catedral Primada, centro neurálgico de la ciudad antigua. Esta espectacular edificación comenzó siendo un templo románico (se comenzó a construir en el siglo XIII), y se finalizó en el siglo XV con una serie de construcciones de estilo gótico. Este estilo se ve claramente en las puertas y las torres, pero también en su interior. Otros edificios religiosos que no hay que perderse son la Mezquita del Cristo de la Luz, del siglo X; la Iglesia de Santo Tomé; la Sinagoga de Santa María la Blanca; San Juan de los Reyes, con su espectacular claustro; Santo Domingo el Antiguo, convento del siglo XI, y la Iglesia de los Jesuitas, desde cuya torre podremos contemplar una magnífica vista del casco antiguo de la ciudad.

No sólo iglesias podrá contemplar el visitante que acuda a Toledo en busca de la Historia. Los museos pueblan calles y rincones, a cada cual más completo e interesante. El Museo del Greco, el Museo de Santa Cruz (sólo con exposiciones temporales, aunque merece la pena entrar por ver el edificio), el Museo del Ejército, el Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda con sede en la Iglesia de San Román; el Museo Sefardí (en la Sinagoga del Tránsito), y por supuesto, la Iglesia de Santo Tomé, en la cual se encuentra el famosísimo lienzo de El Greco El Entierro del Conde de Orgaz. Y ya saliendo un poco de los interiores, podemos dedicarnos a recorrer las calles de Toledo en pos de los restos que pueblan sus calles y alrededores. Los romanos dejaron su impronta y podemos contemplar los restos del Circo Romano y el Acueducto, mientras que de la época visigótica se conserva el Castillo de San Servando. De la época árabe se conserva una de las puertas de la Muralla, la Vieja Puerta de la Bisagra, del siglo XIII; las mismas murallas, de época posterior, son de por sí algo a no perderse. Además, Toledo es una ciudad de puentes sobre el río Tajo: el gótico Puente de San Martín y el Puente de Alcántara.

Los alrededores de Toledo guardan agradables sorpresas para quienes quieran salir a respirar un poco de aire fresco en plena naturaleza. Los Montes de Toledo, que separan la cuenca del Tajo de la del Guadiana, están plagados de hermosas rutas para recorrer. Incluso existe la posibilidad de realizar un recorrido por los castillos que se alzan majestuosos en algunas cimas. El Parque de Cabañeros es un destino principal dentro de estos montes; actualmente es un espacio protegido (Parque Nacional) que alberga gran cantidad de especies animales y vegetales.

Ávila: El mejor legado cultural dentro de sus murallas centenarias


viajes-edipark
Ávila

Ciudad de Cantos y de Santos

 

Es el sobrenombre por el que desde antaño se conoce a la ciudad de Ávila. Lo de los cantos es lógico: es una ciudad construida con piedra, y la piedra está presente en toda su extensión. En cuanto a los santos, baste decir que Ávila es la cuna de la santa y magnífica escritora Santa Teresa de Jesús, y también tuvo una fuerte vinculación a San Juan de la Cruz, otro representante de primer orden de las letras españolas. El viajero que llega a Ávila por la carretera que viene desde Salamanca hará bien en detenerse en el llamado Humilladero de los Cuatro Postes, desde donde se obtiene una inmejorable vista de la ciudad; y si llega al caer la noche, se quedará impresionado por la imagen de la ciudad amurallada iluminada bajo las estrellas, como si de un lugar de cuento de hadas se tratase.

Un recorrido por la ciudad de Ávila puede hacerse de muchas maneras; los itinerarios a seguir son muy variados. Las murallas pueden ser un excelente punto de partida; al conservarse prácticamente intactas, es posible recorrerlas de punta a punta (unos dos kilómetros y medio de trayecto) y obtener excelentes vistas de los alrededores y del casco antiguo de la ciudad. La belleza de Ávila se ve refrendada por la designación de la ciudad vieja como Patrimonio de la Humanidad desde el año 1.985. Es una de las ciudades con mayor cantidad de templos románicos y góticos de toda España, lo que ya de por sí justifica una visita. Museos, plazas como la de Santa Teresa o del Mercado Grande, ermitas, monasterios, palacios y paseos salpican los itinerarios propuestos por la ciudad. Además, la posibilidad de recuperar fuerzas a lo largo del recorrido en los muchos bares y tascas del casco antiguo, saboreando las tapas regionales y los vinos más reconfortantes, aporta otro atractivo más a cualquier visita a la ciudad. 

Tomando la capital de la provincia como punto de partida, es posible visitar lugares maravillosos dentro de la provincia, tanto en lo que respecta a cultura y patrimonio como a naturaleza. La sierra de Gredos está enclavada en la provincia de
 Ávila, con picos como el Almanzor, meca de montañeros y escaladores llegados de todas partes del mundo. El espectacular circo glacial es algo digno de contemplarse, así como la Calzada Romana y localidades muy bellas como Candeleda o el Barco de Ávila, donde es posible degustar sus famosas judías. El Valle del Tiétar es otro de los espacios naturales que no deben dejar de visitarse dentro de la provincia, así como el Valle de Iruelas o la Sierra de Paramera, entre muchos otros enclaves. Y para terminar la escapada, no podemos sino encaminarnos a alguno de los magníficos restaurantes de Ávila capital o de cualquier localidad de la provincia para degustar las especialidades gastronómicas de la región, como el internacionalmente famoso Chuletón de Ávila, representante de excepción de las excelentes carnes de la provincia.


Una ciudad de iglesias en medio de espectaculares parajes

 

Ávila es una ciudad amurallada, como muchas otras de nuestra geografía. Pero lo que le hace destacar en medio de todas las demás es que es la única que conserva sus murallas de origen románico (que se comenzaron a construir en el siglo XI y se terminaron en el siglo XVI) en toda su extensión. Las Murallas son dignas de contemplarse desde fuera de la ciudad, pero sus más de dos kilómetros de recorrido son también merecedores de un buen paseo que nos permitirá descubrir todos sus rincones y contemplar los alrededores y el casco antiguo de Ávila desde cierta altura. Una vez recorridas las Murallas, el viajero dirigirá sus pasos hacia la Catedral del Salvador, la primera catedral construida en España en estilo de transición románico-gótico. Sus diferentes puertas profusamente esculpidas, su estilizado interior, su claustro y sus altares muestran estilos de distintas épocas, que llegan hasta el Renacimiento.

viajes-edipark
Ávila
Además de la Catedral, como ya hemos comentado, en Ávila hay gran cantidad de bellas iglesias y templos, como la Basílica románico-gótica de San Vicente, la iglesia románica de Santo Tomé el Viejo; la iglesia de San Pedro, situada en la plaza de Santa Teresa o del Mercado Grande y con un magnífico rosetón cisterciense en su portada; y algunos otros edificios religiosos de gran belleza situados en las afueras de la ciudad, como la Ermita de San Segundo, el Real Monasterio de Santo Tomás o el Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles. A toda esta gran variedad de construcciones religiosas, en la que la mezcla entre la cultura judía, musulmana y cristiana se muestra en muchos detalles, hay que sumarle otras importantes edificaciones como los restos del Alcázar, casas y torreones como la de los Deanes y el de los Guzmanes, una gran profusión de museos con colecciones de arte sacro, restos arqueológicos, pintura y escultura y arte oriental, y espléndidos jardines.

La belleza de sus parajes naturales convierten a Ávila en una de las provincias más atractivas para quienes gusten de practicar senderismo, bicicleta de montaña, escalada o simplemente, para quienes disfruten de los recorridos por sendas situadas en la naturaleza más espectacular. Valles como el del Tiétar han obtenido justa fama, y hoy día son muchas las familias que poseen segundas residencias en la zona con el objeto de disfrutar de este magnífico enclave. El microclima de esta zona es otra de las razones de su popularidad. Pero si lo que buscamos es espectacularidad y rutas de montaña, entonces la Sierra de Gredos será nuestro destino. Y dentro de la Sierra, el circo glacial presidido por la cumbre del Almanzor y rodeado por lugares como el Cuchillar de las Navajas, el Sagrao o el Risco de la Ventana es probablemente el más famoso del interior de la Península. La visión de la Laguna Glaciar dentro del circo, el ascenso a la cumbre del Almanzor (con más de 2590 metros de altitud) y la contemplación de las pacíficas cabras montesas que lo pueblan son razones de peso para visitar este hermoso lugar.

La provincia de Ávila cuenta además con muchos otros lugares de gran interés. Hay pueblos bien conservados y de gran belleza, como Candeleda y el Barco de Ávila, y famosísimos restos prehistóricos como los Toros de Guisando, situados en la localidad de El Tiemblo y que conforman uno de los conjuntos escultóricos más importantes y bien conservados de toda Europa. Además, también podemos visitar poblaciones con reminiscencias mudéjares como la histórica Madrigal de las Altas Torres; con encanto medieval, como Bonilla de la Sierra; y muchas otras localidades magníficamente conservadas, entre las que destacan Burgohondo, Piedrahita y Arenas de San Pedro.


Lugo: La ciudad del bosque sagrado

 
viajes-edipark
Lugo


La palabra Lugo, proviene según se cree del latín lucus, que significa "bosque sagrado". Si esta denominación es sugerente y romántica, no lo es menos la teoría que afirma que la palabra Lugo es aún más antigua, y que procedería del término celta Lugh, nombre del dios de la luz. Ambas hipótesis son probables y es posible que la realidad tenga un poco de cada cosa. Pero lo que sin duda podemos afirmar es que Lugo es una ciudad magnífica, muy hermosa, con una increíble vida y rodeada de paisajes espectaculares, algo habitual en las tierras de Galicia. 

Lugo
 se encuentra, a orillas del río Miño. Si algo destaca en esta ciudad es la impronta que la civilización romana dejó en ella, sobre todo si tenemos en cuenta que la ciudad de Lugo cuenta con la única muralla romana del mundo calificada como Patrimonio de la Humanidad. La muralla marca las lindes entre el casco histórico y antiguo de la ciudad y el ensanche posterior, delimitando la zona donde el patrimonio monumental es más interesante. Una opción muy recomendable para poder obtener una visión general de la ciudad es subir a la muralla y contemplar el casco antiguo desde su parte superior, aprovechando además para dar un paseo de más de dos kilómetros.

La Muralla cuenta con diez puertas en total, y a través de cualquiera de ellas es posible acceder a la zona antigua y caminar por las callejuelas, actualmente peatonalizadas para uso y disfrute de los caminantes. Los austeros edificios de granito albergan estupendas construcciones, pero también atractivos museos y lugares de cultura... Y muchos bares y establecimientos donde degustar la exquisita gastronomía gallega, de fama internacional. De hecho, uno de los dichos de la ciudad es "Para comer, Lugo"; los restaurantes que hay en su casco antiguo han alcanzado renombre fuera de la propia comunidad autónoma gallega.

Además de disfrutar de todo lo que la ciudad de Lugo tiene para ofrecer, quienes la visiten harán bien en prolongar su estancia el tiempo suficiente como para hacer un buen recorrido por los alrededores y el resto de la provincia. El interior es muy bello, repleto de verdes paisajes para recorrer y rutas de senderismo; pero también lo es la costa lucense. Cerca de la capital podremos visitar preciosas poblaciones de origen marinero, que conservan un encanto inigualable a orillas del bravo mar Cantábrico: Ribadeo, Viveiro, Foz y muchas otras otorgan a la costa de Lugo una belleza sorprendente, alejada de los típicos lugares turísticos de costa. Las magníficas playas que adornan este litoral y la increíble hospitalidad de las gentes de Lugo se añaden a los atractivos de esta zona, un lugar sin duda para perderse y pensar en no regresar...


Romana, medieval, neoclásica y rodeada de paisajes

 

Que Lugo fue asentamiento romano no se puede negar, ya que cada vez que en la ciudad se hacen obras aparecen restos y mosaicos de los tiempos del Imperio Romano en España. Se cree que la antigua Lucus Augusti tenía una amplia plaza central que ocuparía gran parte de la actual y concurrida Plaza de Santo Domingo. En la otra plaza importante de la villa, la Plaza de España, se alza el espectacular edificio barroco del Ayuntamiento (siglo XVIII) y la Torre del Reloj, del siglo XIX. Es un placer caminar tranquilamente por la plaza contemplando las construcciones singulares y disfrutar del ambiente de sus elegantes cafés, entre los que destaca el Círculo de las Artes, de estilo modernista (principios del siglo XX).

Pero si algo llama la atención histórica del visitante la primera vez que acude a Lugo, es sin duda su Muralla. Edificada por los romanos entre el siglo III y el IV, está hermanada con la Gran Muralla China desde el año 2007. De la Muralla, además de su envergadura, destaca su increíble estado de conservación, lo que la convierte en un caso único entre todas las construcciones romanas del planeta. Dentro de la Muralla se ubica, como hemos mencionado antes, el Casco Antiguo de Lugo, con sus edificios singulares entre los cuales destaca por derecho propio la Catedral. De estilo románico-gótico, se comenzó a construir en el siglo XII. Con el transcurso de los siglos se le fueron añadiendo detalles, como por ejemplo la fachada de época neoclásica (a la que se la conoce como Puerta de Santiago) o la Torre Vieja, de estilo gótico. También tiene añadidos barrocos y renacentistas. 

viajes-edipark
Lugo
Muy cerca de la Catedral se encuentra otro de los edificios singulares de Lugo: el Palacio Episcopal, del siglo XVIII y estilo barroco. Otras construcciones de interés son la iglesia medieval de San Pedro, llena de encanto, y el Museo Provincial, que ocupa lo que antiguamente fue el Convento de San Francisco. Merece la pena entrar a visitar este museo, uno de los más relevantes de Galicia, para contemplar las colecciones de piezas romanas y prerromanas, así como su colección de pintura. Para terminar, nada mejor que un paseo por la zona de las calles de Rúa Nova (o rúa dos viños, según el saber popular) y de la Cruz, el mejor lugar para practicar la saludable y antigua costumbre del tapeo, degustando los excelentes vinos gallegos. 

Unas vacaciones en Lugo implican necesariamente la realización de rutas por los alrededores. Para no ir demasiado lejos, podemos comenzar acudiendo al Balneario de Lugo, de origen romano y que actualmente sigue en funcionamiento. Un lugar que no hay que perderse es Santa Eulalia de Bóveda, un conjunto de los siglos IV-VII. Las pinturas murales de época romana atraen por su belleza a gran cantidad de visitantes. Siguiendo de ruta por la zona, otro punto inexcusable para los amantes de la naturaleza es el Parque Natural de los Ancares, en donde es posible ver varias pallozas (construcciones típicas de origen prerromano); también merece la pena acercarse a la localidad de Mondoñedo, situada en pleno monte y con su característica Catedral de dos tolles. Ya en el litoral lucense (A Mariña, como se lo conoce en la zona y que abarca varios concellos), podremos visitar la hermosa población de Ribadeo y sus increíbles playas (Os Castros y As Catedráis), consideradas de las más bellas de toda Europa por sus formaciones rocosas. Viveiro, Marela, Foz... Todo un despliegue de preciosas localidades costeras que el visitante no olvidará.




Y recuerda.... ¡Se un viajero educado y responsable!









Publicaciones populares