"Por mas murallas que nos pongan...
siempre seremos capaces de saltarlas"
EddieRL
Cada día estamos .más cerca de vernos libres, de terminar el
confinamiento al que nos ha sometido la pandemia del COVID-19. Cuando llegue
ese día, todos querremos y deberemos realizar alguna escapadita para ir volviendo a tomar contacto con la
vida, con la gente y que mejor empezar poco a poco….
En nuestro confinamiento nos hemos visto
sometidos a no salir de nuestras casas, hemos estado atrincherados en ella,
como si una muralla nos rodeara y no
pudiéramos cruzar. El día que por fin podamos movernos libremente que mejor que
visitar esas ciudades rodeadas de
murallas, ciudades confinadas dentro de ellas mismas, para que nuestra vuelta a la vida cultural sea
progresiva, poco a poco, para no
sentirnos muy libres de golpe.
Ahora más que nunca comprendemos lo que
suponía vivir dentro de las murallas
protegidos del exterior, cuando un enemigo mortal nos acecha en las puertas, cuando nuestras vidas se reducen a la vida dentro de ellas, de esos muros
infranqueables que al fin y al cabo son nuestras casa.
Te presentamos para esta vuelta a la “nueva normalidad” 3 ciudades españolas cuyas
murallas por sí solas ya merecen la pena
visitar.
Toledo: La ciudad monumental por antonomasia
Toledo
Toledo |
En Toledo, en realidad, no hay monumentos. Porque lo cierto es que esta maravillosa ciudad es en sí un monumento al completo, y no hay rincón en sus empinadas calles que no merezca un rato de atención. Hasta tal extremo llega la presencia de la historia y el arte en Toledo, que la ciudad entera ha sido declarada Monumento Nacional, posiblemente ante la ingente tarea que suponía catalogar todo su patrimonio... El caso es que Toledo es un destino inexcusable para todos los viajeros interesados en la cultura y el arte, pero también para los amantes de la gastronomía, la animación y la naturaleza.
La ciudad de Toledo fue fundada bajo el nombre de Toletum ya en época romana, y desde
entonces han sido muchas las culturas que la han ocupado y han dejado en ella
su impronta. En su entorno podemos ver magníficos restos de la época romana, pero también
edificaciones visigóticas, aportes
de la cultura árabe, hermosos
edificios medievales de inspiración
judía, mudéjar, románica o gótica, y espectaculares construcciones renacentistas y barrocas.
Pasear por Toledo es como hacerlo por
la Historia de España; un auténtico placer si lo combinamos con una
parada de vez en cuando para degustar deliciosas tapas y vinos en los muchos
bares y tascas de la ciudad.
Toledo se
encuentra situada en plena Mancha, la región española que fue recorrida por el
Quijote en las páginas inmortales de Cervantes. Cerca de la ciudad hay muchos
lugares que ver y que recorrer. Los molinos de los suaves cerros manchegos
indican al viajero que ya está en tierras quijotescas; de hecho, se puede
acudir a lugares como El Toboso, donde residía el platónico amor del caballero
andante, Dulcinea. Pero también hay muchos otros lugares de interés: Illescas,
Ocaña, Quintanar de la Orden, Orgaz... Además, parajes como los Montes de Toledo albergan espacios naturales
espectaculares, entre ellos el Parque Nacional de Cabañeros. El lugar perfecto
para el disfrute de los amantes del senderismo y la naturaleza en estado puro.
La gastronomía toledana es realmente punto y
aparte. Muchas personas se desplazan desde lugares como Madrid solamente para
disfrutar de la mesa y el mantel de los restaurantes y mesones de Toledo. La cocina de
inspiración medieval ofrece auténticas exquisiteces en forma de completas
comidas, pero también de exquisitas tapas y raciones para degustar mientras se
recorre la ciudad. Y es que Toledo es también un destino gastronómico y
social, el lugar perfecto para tomar aperitivos de mediodía y disfrutar de la
hospitalidad de sus habitantes, y para disfrutar de su vida nocturna. La noche
de Toledo tiene el encanto de estar rodeada de
edificios medievales bellamente iluminados, que ofrecen al viajero la
posibilidad de combinar la diversión y los pubs con la historia antigua que
cobra vida en su centro histórico. En este aspecto también, Toledo es un enclave muy especial que merece
un viaje relajado para poder disfrutar de la gran cantidad de maravillas que la
ciudad tiene para ofrecer.
Mil y un monumentos, edificios y museos a descubrir
Puerta de Bisagra |
No sólo iglesias podrá contemplar el
visitante que acuda a Toledo en
busca de la Historia. Los museos pueblan calles y rincones, a cada cual más
completo e interesante. El Museo del Greco, el Museo de Santa Cruz (sólo con
exposiciones temporales, aunque merece la pena entrar por ver el edificio), el Museo
del Ejército, el Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda con sede en la
Iglesia de San Román; el Museo Sefardí (en la Sinagoga del Tránsito), y por
supuesto, la Iglesia de Santo Tomé, en la cual se encuentra el famosísimo
lienzo de El Greco El Entierro del Conde de Orgaz. Y ya saliendo un poco de los
interiores, podemos dedicarnos a recorrer las calles de Toledo en pos de los
restos que pueblan sus calles y alrededores. Los romanos dejaron su impronta y
podemos contemplar los restos del Circo Romano y el Acueducto, mientras que de
la época visigótica se conserva el Castillo de San Servando. De la época árabe
se conserva una de las puertas de la Muralla, la Vieja Puerta de la Bisagra,
del siglo XIII; las mismas murallas, de época posterior, son de por sí algo a
no perderse. Además, Toledo es una ciudad de puentes sobre el río Tajo: el
gótico Puente de San Martín y el Puente de Alcántara.
Los alrededores de Toledo guardan
agradables sorpresas para quienes quieran salir a respirar un poco de aire
fresco en plena naturaleza. Los Montes de Toledo, que
separan la cuenca del Tajo de la del Guadiana, están plagados de hermosas rutas
para recorrer. Incluso existe la posibilidad de realizar un recorrido por los
castillos que se alzan majestuosos en algunas cimas. El Parque de Cabañeros es
un destino principal dentro de estos montes; actualmente es un espacio
protegido (Parque Nacional) que alberga gran cantidad de especies animales y
vegetales.
Ávila: El mejor legado cultural dentro de sus murallas centenarias
Ciudad de Cantos y de Santos
Es el sobrenombre por el que desde antaño se
conoce a la ciudad de Ávila. Lo de los cantos es lógico: es una ciudad
construida con piedra, y la piedra está presente en toda su extensión. En
cuanto a los santos, baste decir que Ávila es
la cuna de la santa y magnífica escritora Santa Teresa de Jesús, y también tuvo
una fuerte vinculación a San Juan de la Cruz, otro representante de primer
orden de las letras españolas. El viajero que llega a Ávila por
la carretera que viene desde Salamanca hará bien en detenerse en el llamado Humilladero
de los Cuatro Postes, desde donde se obtiene una inmejorable vista de la ciudad;
y si llega al caer la noche, se quedará impresionado por la imagen de la ciudad
amurallada iluminada bajo las estrellas, como si de un lugar de cuento de hadas
se tratase.
Un recorrido por la ciudad de Ávila puede
hacerse de muchas maneras; los itinerarios a seguir son muy variados. Las
murallas pueden ser un excelente punto de partida; al conservarse prácticamente
intactas, es posible recorrerlas de punta a punta (unos dos kilómetros y medio
de trayecto) y obtener excelentes vistas de los alrededores y del casco antiguo
de la ciudad. La belleza de Ávila se ve refrendada por la designación de la
ciudad vieja como Patrimonio de la Humanidad desde el año 1.985. Es una de las
ciudades con mayor cantidad de templos románicos y góticos de toda España, lo que
ya de por sí justifica una visita. Museos, plazas como la de Santa Teresa o del
Mercado Grande, ermitas, monasterios, palacios y paseos salpican los
itinerarios propuestos por la ciudad. Además, la posibilidad de recuperar
fuerzas a lo largo del recorrido en los muchos bares y tascas del casco
antiguo, saboreando las tapas regionales y los vinos más reconfortantes, aporta
otro atractivo más a cualquier visita a la ciudad.
Tomando la capital de la provincia como punto de partida, es posible visitar lugares maravillosos dentro de la provincia, tanto en lo que respecta a cultura y patrimonio como a naturaleza. La sierra de Gredos está enclavada en la provincia de Ávila, con picos como el Almanzor, meca de montañeros y escaladores llegados de todas partes del mundo. El espectacular circo glacial es algo digno de contemplarse, así como la Calzada Romana y localidades muy bellas como Candeleda o el Barco de Ávila, donde es posible degustar sus famosas judías. El Valle del Tiétar es otro de los espacios naturales que no deben dejar de visitarse dentro de la provincia, así como el Valle de Iruelas o la Sierra de Paramera, entre muchos otros enclaves. Y para terminar la escapada, no podemos sino encaminarnos a alguno de los magníficos restaurantes de Ávila capital o de cualquier localidad de la provincia para degustar las especialidades gastronómicas de la región, como el internacionalmente famoso Chuletón de Ávila, representante de excepción de las excelentes carnes de la provincia.
Tomando la capital de la provincia como punto de partida, es posible visitar lugares maravillosos dentro de la provincia, tanto en lo que respecta a cultura y patrimonio como a naturaleza. La sierra de Gredos está enclavada en la provincia de Ávila, con picos como el Almanzor, meca de montañeros y escaladores llegados de todas partes del mundo. El espectacular circo glacial es algo digno de contemplarse, así como la Calzada Romana y localidades muy bellas como Candeleda o el Barco de Ávila, donde es posible degustar sus famosas judías. El Valle del Tiétar es otro de los espacios naturales que no deben dejar de visitarse dentro de la provincia, así como el Valle de Iruelas o la Sierra de Paramera, entre muchos otros enclaves. Y para terminar la escapada, no podemos sino encaminarnos a alguno de los magníficos restaurantes de Ávila capital o de cualquier localidad de la provincia para degustar las especialidades gastronómicas de la región, como el internacionalmente famoso Chuletón de Ávila, representante de excepción de las excelentes carnes de la provincia.
Una ciudad de iglesias en medio de espectaculares parajes
Ávila es una ciudad
amurallada, como muchas otras de nuestra geografía. Pero lo que le hace
destacar en medio de todas las demás es que es la única que conserva sus
murallas de origen románico (que se comenzaron a construir en el siglo XI y se
terminaron en el siglo XVI) en toda su extensión. Las Murallas son dignas de
contemplarse desde fuera de la ciudad, pero sus más de dos kilómetros de
recorrido son también merecedores de un buen paseo que nos permitirá descubrir
todos sus rincones y contemplar los alrededores y el casco antiguo de Ávila desde
cierta altura. Una vez recorridas las Murallas, el viajero dirigirá sus pasos
hacia la Catedral del Salvador, la primera catedral construida en España en
estilo de transición románico-gótico. Sus diferentes puertas profusamente
esculpidas, su estilizado interior, su claustro y sus altares muestran estilos
de distintas épocas, que llegan hasta el Renacimiento.
Ávila |
La belleza de sus parajes naturales convierten
a Ávila en una de las
provincias más atractivas para quienes gusten de practicar senderismo,
bicicleta de montaña, escalada o simplemente, para quienes disfruten de los
recorridos por sendas situadas en la naturaleza más espectacular. Valles como
el del Tiétar han obtenido justa fama, y hoy día son muchas las familias que
poseen segundas residencias en la zona con el objeto de disfrutar de este
magnífico enclave. El microclima de esta zona es otra de las razones de su
popularidad. Pero si lo que buscamos es espectacularidad y rutas de montaña,
entonces la Sierra de Gredos será nuestro destino. Y dentro de la Sierra, el
circo glacial presidido por la cumbre del Almanzor y rodeado por lugares como
el Cuchillar de las Navajas, el Sagrao o el Risco de la Ventana es
probablemente el más famoso del interior de la Península. La visión de la Laguna
Glaciar dentro del circo, el ascenso a la cumbre del Almanzor (con más de 2590 metros de altitud)
y la contemplación de las pacíficas cabras montesas que lo pueblan son razones
de peso para visitar este hermoso lugar.
La provincia de Ávila cuenta
además con muchos otros lugares de gran interés. Hay pueblos bien conservados y
de gran belleza, como Candeleda y el Barco de Ávila, y famosísimos restos
prehistóricos como los Toros de Guisando, situados en la localidad de El
Tiemblo y que conforman uno de los conjuntos escultóricos más importantes y
bien conservados de toda Europa. Además, también podemos visitar poblaciones
con reminiscencias mudéjares como la histórica Madrigal de las Altas Torres;
con encanto medieval, como Bonilla de la Sierra; y muchas otras localidades
magníficamente conservadas, entre las que destacan Burgohondo, Piedrahita y
Arenas de San Pedro.
Lugo: La ciudad
del bosque sagrado
Lugo
La palabra Lugo, proviene según se cree del latín lucus, que significa "bosque sagrado". Si esta denominación es sugerente y romántica, no lo es menos la teoría que afirma que la palabra Lugo es aún más antigua, y que procedería del término celta Lugh, nombre del dios de la luz. Ambas hipótesis son probables y es posible que la realidad tenga un poco de cada cosa. Pero lo que sin duda podemos afirmar es que Lugo es una ciudad magnífica, muy hermosa, con una increíble vida y rodeada de paisajes espectaculares, algo habitual en las tierras de Galicia.
Lugo se encuentra, a orillas del río Miño. Si algo destaca en esta ciudad es la impronta que la civilización romana dejó en ella, sobre todo si tenemos en cuenta que la ciudad de Lugo cuenta con la única muralla romana del mundo calificada como Patrimonio de la Humanidad. La muralla marca las lindes entre el casco histórico y antiguo de la ciudad y el ensanche posterior, delimitando la zona donde el patrimonio monumental es más interesante. Una opción muy recomendable para poder obtener una visión general de la ciudad es subir a la muralla y contemplar el casco antiguo desde su parte superior, aprovechando además para dar un paseo de más de dos kilómetros.
La Muralla cuenta con diez puertas en total,
y a través de cualquiera de ellas es posible acceder a la zona antigua y
caminar por las callejuelas, actualmente peatonalizadas para uso y disfrute de
los caminantes. Los austeros edificios de granito albergan estupendas
construcciones, pero también atractivos museos y lugares de cultura... Y muchos
bares y establecimientos donde degustar la exquisita gastronomía gallega, de
fama internacional. De hecho, uno de los dichos de la ciudad es "Para
comer, Lugo"; los restaurantes que hay en su casco antiguo han alcanzado
renombre fuera de la propia comunidad autónoma gallega.
Además de disfrutar de todo lo que la ciudad
de Lugo tiene para ofrecer,
quienes la visiten harán bien en prolongar su estancia el tiempo suficiente
como para hacer un buen recorrido por los alrededores y el resto de la
provincia. El interior es muy bello, repleto de verdes paisajes para recorrer y
rutas de senderismo; pero también lo es la costa lucense. Cerca de la capital
podremos visitar preciosas poblaciones de origen marinero, que conservan un
encanto inigualable a orillas del bravo mar Cantábrico: Ribadeo, Viveiro, Foz y
muchas otras otorgan a la costa de Lugo una
belleza sorprendente, alejada de los típicos lugares turísticos de costa. Las
magníficas playas que adornan este litoral y la increíble hospitalidad de las
gentes de Lugo se añaden a los
atractivos de esta zona, un lugar sin duda para perderse y pensar en no
regresar...
Romana, medieval, neoclásica y rodeada de paisajes
Que Lugo fue
asentamiento romano no se puede negar, ya que cada vez que en la ciudad se
hacen obras aparecen restos y mosaicos de los tiempos del Imperio Romano en
España. Se cree que la antigua Lucus Augusti tenía una amplia plaza central que
ocuparía gran parte de la actual y concurrida Plaza de Santo Domingo. En la
otra plaza importante de la villa, la Plaza de España, se alza el espectacular
edificio barroco del Ayuntamiento (siglo XVIII) y la Torre del Reloj, del siglo
XIX. Es un placer caminar tranquilamente por la plaza contemplando las
construcciones singulares y disfrutar del ambiente de sus elegantes cafés,
entre los que destaca el Círculo de las Artes, de estilo modernista (principios
del siglo XX).
Pero si algo llama la atención histórica del
visitante la primera vez que acude a Lugo, es sin duda su Muralla.
Edificada por los romanos entre el siglo III y el IV, está hermanada con la
Gran Muralla China desde el año 2007. De la Muralla, además de su envergadura,
destaca su increíble estado de conservación, lo que la convierte en un caso
único entre todas las construcciones romanas del planeta. Dentro de la Muralla
se ubica, como hemos mencionado antes, el Casco Antiguo
de Lugo, con sus edificios singulares entre los cuales destaca por derecho
propio la Catedral. De estilo románico-gótico, se comenzó a construir en el
siglo XII. Con el transcurso de los siglos se le fueron añadiendo detalles,
como por ejemplo la fachada de época neoclásica (a la que se la conoce como
Puerta de Santiago) o la Torre Vieja, de estilo gótico. También tiene añadidos barrocos
y renacentistas.
Lugo |
Unas vacaciones en Lugo implican
necesariamente la realización de rutas por los alrededores. Para no ir
demasiado lejos, podemos comenzar acudiendo al Balneario
de Lugo, de origen romano y que actualmente sigue en funcionamiento. Un lugar
que no hay que perderse es Santa Eulalia de Bóveda, un conjunto de los siglos
IV-VII. Las pinturas murales de época romana atraen por su belleza a gran
cantidad de visitantes. Siguiendo de ruta por la zona, otro punto inexcusable
para los amantes de la naturaleza es el Parque
Natural de los Ancares, en donde es posible ver varias pallozas (construcciones
típicas de origen prerromano); también merece la pena acercarse a la localidad
de Mondoñedo, situada en pleno monte y con su característica Catedral de dos
tolles. Ya en el litoral lucense (A Mariña, como se lo conoce en la zona y que
abarca varios concellos), podremos visitar la hermosa población de Ribadeo y
sus increíbles playas (Os Castros y As Catedráis), consideradas de las más
bellas de toda Europa por sus formaciones rocosas. Viveiro, Marela, Foz... Todo
un despliegue de preciosas localidades costeras que el visitante no olvidará.